Cuentos, mentiras y videos: manipulación y desinformación como política de Estado

Teorías de conspiración, montajes, el uso de imágenes para sembrar confusión o la usurpación de marcas de medios con noticias falsas no son cosa casual en los tiempos que rigen el país. Desde el Gobierno se teje con precisión quirúrgica una red que atrapa el protagonismo ahora en el ecosistema 2.0, con el agravante de que se trata del único espacio “libre” al cual echan mano los venezolanos para obtener información o ¿desinformarse?

Por: Fiorella Perfetto

El canal internacional oficialista Telesur transmitía la noche del 17 de mayo de 2017 su acostumbrado noticiero estelar. La información de mayor relevancia de la jornada mostró en la pantalla una gran concentración nocturna de manifestantes que portaban pequeñas velas encendidas. “Pueblo bolivariano continúa en apoyo a la Asamblea Nacional Constituyente” decía el cintillo que identifica la información para la audiencia internacional.

Pero la verdad es otra. Ese día, miles de venezolanos se lanzaron a las calles del municipio Chacao para honrar la memoria de los caídos durante las jornadas de protestas que se escenificaron en el país en rechazo al Gobierno nacional.

De igual forma, Telesur usó en enero de 2015 una foto del periodista Jim Wyss, quien aparecía en una gráfica fundido en un abrazo con una colega como parte de una campaña publicitaria para fomentar el turismo en el país. “Esa foto es de 2013. Yo sólo estaba feliz de regresar a EEUU luego que fui detenido por 48 horas por el Gobierno venezolano”.

El montaje de Telesur, una muestra de la política de Estado en Venezuela. Foto: cortesía

Los ejemplos abundan y cada uno de ellos da vida propia a alguna de las técnicas usadas en otros contextos políticos como arma de control de sociedades enteras. Pero, en estos tiempos de preponderancia digital los métodos cambian, se adaptan y han tomado vida propia en Venezuela.

No es casual la invasión de perfiles falsos en la redes sociales que rebotan la misma información generada desde el Gobierno, la masiva difusión de supuestas conspiraciones por redes sociales y cadenas en chats, la siembra de comentarios o rumores para que se “viralicen” de manera supuestamente natural u “orgánica”. Son todos mecanismos muy definidos cuyo propósito sigue siendo el mismo: desinformar y manipular a una sociedad sin posibilidad de contrastar la información por factores como la censura, la autocensura y la escandalosa desaparición de medios independientes de prensa, radio y televisión.

Viejas técnicas, mismos objetivos

Aquella célebre frase de “una mentira repetida mil veces se transforma en una gran verdad” parece encontrar en el ecosistema 2.0 su espacio natural de acción. Ella ilustra el objetivo que Joseph Goebbels “ministro para la ilustración y propaganda” de Hitler perseguía allá en 1933 cuando el dictador asumió el poder: tomar control de los medios de comunicación de masas y plenarlos de propaganda política, tal como ha ocurrido en Venezuela desde la asunción al poder del fallecido presidente Hugo Chávez.

El “ministro” decía además que la propaganda “debe afectar el accionar y la política del enemigo”. Un caso emblemático lo recuerda el filósofo y economista colombiano Felipe Ríos en su columna en el diario La República. A propósito del cierre de las fronteras por parte del régimen el pasado año, Ríos aseveró que “Maduro está buscando que la tragedia de los presos políticos y el discurso de la oposición pasen a un segundo plano para que la opinión pública se enfoque en la crisis fronteriza”.

Esa “distracción” o “cortina de humo” es habitual en el manejo comunicacional del régimen revolucionario desde el vamos. “Esta cortina de humo le permite manejar la información en su favor”, tal y como Goebbels decía que “los noticieros son una herramienta de la guerra, su propósito es hacer la guerra y no es la de dar información”. Para el filósofo colombiano, en Venezuela “los medios se usan como herramienta política y Telesur es hoy un brazo del régimen”.

La lista de “técnicas” que se estudian y aplican para desinformar y manipular desde diversos escenarios, incluso en el ámbito empresarial no es corta. Además de la distracción o las conocidas como cortinas de humo, el comunicador español Luis Miguel Romero en su tesis sobre el tema recuerda muchas otras estrategias comunicacionales de gran impacto “desinformativo” en la población.

“La sobresaturación de comunicación, el timing o retraso, el mau-mauar (bluff), la creación de problemas colaterales, el manejo estratégico del rumor, la demonización, la simplificación conceptual, las realidades inventadas, la selección de planos audiovisuales, el tratamiento digital, las interpretaciones falsas, los sondeos manipulados, la intoxicación informativa, la repetición y la omisión (missinformation)”, conforman parte de la larga lista de métodos que el Gobierno usa para permear las redes sociales — medio al que recurren los venezolanos para tratar de informarse — y ejercer así el control de la sociedad.

Las redes sociales han sido motivo de ataque y descalificación por parte del Gobierno al ser estas el “último reducto” para hacerse con información por parte del ciudadano venezolano. Y no por último menos importante. De hecho las redes sociales se han convertido en el principal escenario para desenmascarar los hechos manipulados por parte del Gobierno.

A propósito del tema, la profesora Carmen Beatriz Hernández, experta en comunicación política, advierte que “descalificar a las rrss como medio de transmisión del mensaje es deliberado y tiene lógica dentro del sistema de control y opresión. Ante un Gobierno que ha perdido la capacidad hegemónica por la migración de las audiencias hacia los medios digitales, el mecanismo que tienen más a mano es el de desacreditar esas fuentes informativas por medio del rumor y otros mecanismos para inspirar terror como por ejemplo la legitimación de la violencia”.

Si usted cree que se salvó de la manipulación, recuerde

El pasado 23 de abril de 2017, el Arzobispado de Caracas se vio en la necesidad de difundir un comunicado para desmentir al Gobierno. Por las redes corrió el “rumor” de que altos funcionarios del régimen se habían reunido la noche del 21 de abril de ese año con representantes del Vaticano y de la Iglesia venezolana. La mentira no fue azarosa, como se podría pensar. “Este rumor no pretendió otra cosa que confundir y en este caso mal poner a la Iglesia ante la sociedad para hacer ver a sus representantes como traidores”, comentó una fuente cercana al evento que prefirió reservar su identidad.

En este ejercicio de memoria que se hizo para este trabajo también se recuerda cómo el Gobierno venezolano, a través de su representación diplomática en Canadá realizó una campaña mediática para calificar a la oposición de “terrorista” con la impostura de fotos de manifestantes a los cuales se les colocaron armas de fuego en sus manos. Más allá de la manipulación, son funcionarios públicos que falsean la verdad y exponen a un sector de la población con graves calificativos, lo cual conforma un delito tipificado en la ley.

Díaz considera la mentira como una de las técnicas habituales del Gobierno en la persecución de su objetivo de desinformar, manipular, pero también ocultar a los ojos del escrutinio público la gestión administrativa.

“La mentira la usa como herramienta política; cuando un funcionario, desde el presidente hacia abajo miente está violando la ley y si utiliza medios públicos pues doble delito. Por un lado desinforman y por otro mienten lo cual hace complicado hacer la trazabilidad del ejercicio público”, acotó el comunicador.

Las imposturas de medios digitales también forma parte de las tácticas usadas desde el Gobierno para deformar la realidad y crear escenarios con implicaciones penales para llevar ante la justicia a personas o instituciones acusadas falsamente.

Para este trabajo, se recopilaron 30 casos emblemáticos de reciente ocurrencia que explican cómo el Gobierno aplica estas tácticas. Pulse en la figura los botones para conocer más detalles. Imagen Cortesía. Elaborado por Fiorella Perfetto.

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El odio y la desinformación ocultan graves violaciones a la ley

Por si fuera poco, el Gobierno no sólo fabrica montajes o difunde rumores, sino que además existe como política de Estado el ocultamiento de información pública como mecanismo originario para hacer del venezolano un ciudadano desinformado y fácilmente manipulable.

Para Díaz, “la desinformación empieza en el momento en que los empleados públicos violan la normativa que les obliga a rendir cuentas sobre lo que hacen; no hay acceso a cifras o datos que deben ser públicos: se oculta a quién se le adjudicaron los dólares preferenciales, no hay acceso a cifras, se oculta la tasa de homicidios o la adjudicación de proyectos”.

Goebbels y su tratado de más de 6000 páginas, deja claro que existe un principio básico en los Estados autoritarios para preservar el poder: ver al “otro” como enemigo. El que ocupe ese lugar del “otro” ha cambiado según la época y las circunstancias pero no así la esencia: es el enemigo y por tanto corresponde al Estado totalitario sellar en la memoria de sus seguidores el odio y la aversión hacia ese grupo que, en el caso de la Alemania en tiempos de Hitler le correspondió a los judíos considerados enemigos por su “inferioridad étnica”. En el caso de Venezuela, la etnia inferior sujeta al odio y el desprecio, corresponde al ciudadano que se oponga al régimen y que no en pocos casos ha costado vidas y violaciones a los Derechos Humanos.

“Se oculta lo que le permitiría a la gente tener una discusión informada o hacer seguimiento a la gestión. Se trata de un Estado militar que oculta información que considera que los ciudadanos son enemigos y por tanto no hay que dejarles saber posiciones de debilidad, esto anula los sistemas de alerta temprana que luego se empeoran y se convierten en desabastecimiento o hambre”, apunta el experto.

Que estos métodos, exitosos en el control de los pueblos a través de medios de comunicación de masas migren hacia la penetración de las redes digitales de interconexión social podría no ser tan exitoso, al menos para el filósofo Felipe Ríos.

“Maduro y Chávez han sido, sin duda, fieles alumnos de este criminal (Goebbels). Por fortuna, las circunstancias han cambiado. A diferencia de aquellos tiempos, hoy en día los intentos de censura y las mentiras son inocuos ante las nuevas tecnologías. Los venezolanos están viendo tuits sobre niños que lloran mientras cruzan el río; una sola imagen evidencia la mentira”, en referencia a los dramáticos hechos que resultó del cierre de la frontera colombo-venezolana el pasado mes de diciembre de 2016, partiendo en dos a familias enteras cuyos miembros fueron separados por la medida.

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