Un golpe a la desmemoria: los esfuerzos de Raúl Gorrín por lograr la “transición”

Raúl Gorrín estrecha la mano del vicepresidente Mike Pence. (2013) Imagen: Cortesía

Un cartel  que cuelga en el portal del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos advierte que el venezolano Raúl de la Santísima Trinidad Gorrín Belisario, de 50 años, es activamente buscado por las autoridades de este país por violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero y blanqueo de capitales. Es el resultado último que se ha conocido de un hombre que por años ha coqueteado con el poder y la oposición y aspiró desde entonces a convertirse en un puente entre el régimen chavista y el gobierno de Donald Trump.

Por: The Digger

El pasado 30 de abril, el país despertó con la noticia: el líder del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, había sido liberado de su encierro domiciliario y posaba junto al presidente encargado Juan Guaidó  a plena luz del día en Caracas. Un “golpe de Estado” estaría en pleno desarrollo.

Las versiones que circularon posterior al fracasado anuncio, que no removió a Maduro del poder pero sí llevó a López hasta su condición de asilado político en la embajada de España, sugirieron que una triada compuesta Raúl Gorrín, hoy fugitivo de la justicia estadounidense, Maikel Moreno, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia y el brazo militar detrás del poder, Vladimir Padrino, serían protagonistas en la conspiración para sacar a Maduro de Miraflores.

Gorrín sería el cordón umbilical detrás de las negociaciones que pretendían lograr el acometido. Se habría planteado la posibilidad de un quid pro quo en el que el gobierno de Donald Trump , a cambio del desalojo de Maduro del poder, dejaría sin efecto las sanciones y medidas impuestas por los hechos de corrupción y blanqueo de capitales por los cuales se acusa al dueño de Globovisión y que irían más de los cuatro mil millones de dólares. “Así podría viajar libremente y acceder a su dinero” citó en mayo pasado el diario The Wall Street Journal en referencia a la información que fuentes confidenciales habrían compartido con el rotativo.

Aquello fracasó. Maikel Moreno no emitió el decreto que transferiría el poder al presidente encargado, ni le dio la buena pro a los militares para actuar contra Maduro. Las consecuencias: cinco venezolanos perdieron la vida en las revueltas que se registraron en las calles venezolanas y Maduro presentó cargos por rebelión contra diputados de oposición, además de llevar a prisión al vicepresidente del Congreso. Luego vendrían las negociaciones entre el régimen y la oposición que resultaron en más tiempo y poder para Maduro. Y Gorrín también perdió en su esfuerzo por escapar del acorralamiento que la justicia estadounidense cierne sobre él, que como se ha visto recientemente, no tuvo el desenlace deseado.

Lo cierto es que la opinión pública se sorprendió al conocer que Gorrín estuvo detrás de la conspiración – según la información que manejaron medios nacionales e internacionales – aunque como se recoge aquí, no habría sido el primer lance de uno de los principales operadores financieros de los negocios de la familia de la pareja presidencial venezolana, en su intento por salvarse de entrar en el sistema de justicia estadounidense acusado de crímenes de violaciones a las leyes de este país y blanqueo de capitales.

En febrero de 2016, The Digger entrevistó al investigador estadounidense Tobías Roche, quien por años se ha especializado en seguir la pista de la corrupción venezolana y está familiarizado con los principales casos que ha destapado el Departamento de Justicia de este país. Ya en aquellos tiempos, Roche reveló que personas vinculadas a medios de comunicación venezolanos estarían bajo la lupa de los investigadores de las tramas de corrupción cuyo desfalco al erario público de Venezuela supera holgadamente las reservas internacionales de la nación suramericana.

Pero hay más. Dos años atrás, el 21 de diciembre de 2017, otro medio estadounidense reveló que Gorrín, a quien se le ve en la gráfica que ilustra este trabajo posando junto al vicepresidente Mike Pence, habría contratado los servicios de la firma Ballard Partners – que manejó también las operaciones de cabildeo del actual presidente Donald Trump – con el propósito de acceder al más alto nivel del poder de Estados Unidos y venderse como intermediario entre el régimen chavista y el mandatario estadounidense para lograr impulsar una transición en Venezuela, como siempre, a cambio de condonar sus deudas con la justicia.

Por los servicios, Ballard Partners habría recibido casi medio millón de dólares, que incluyeron además asesorías para ayudar al canal Globovisión a expandirse en Estados Unidos.

Ni el dinero, ni los esfuerzos por lograr escapar de las acusaciones que la Fiscalía de Estados Unidos ha formalizado en su contra parecen haber tenido el efecto deseado. Muy por el contrario.

El 21 de noviembre pasado, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos emitió un alerta al fugitivo  “Gorrín Belisario, Raúl Antonio De La Santísima T (rinidad)”.

“Raul Gorrín Belisario, de 50 años, ciudadano venezolano con residencia en Miami, Florida, se le acusa según expediente presentado el 16 de agosto de 2017, en el Distrito Sur de Florida, de un cargo de conspiración para violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (Fcpa) , un cargo de conspiración para cometer lavado de dinero y nueve cargos de lavado de dinero”, se lee en el cartel.

“La acusación alega que Gorrín Belisario pagó millones de dólares en sobornos a dos funcionarios venezolanos de alto nivel para garantizar los derechos de realizar transacciones de cambio de divisas a tasas favorables para el gobierno venezolano. Además de transferir dinero a, y para, los funcionarios, Gorrín Belisario supuestamente compró y pagó gastos relacionados con aviones privados, yates, casas, caballos campeones, relojes de alta gama y una línea de moda. Para ocultar los pagos de soborno, Gorrín Belisario realizó pagos a través de múltiples compañías fantasma. Gorrín Belisario supuestamente se asoció con otros sujetos para adquirir Banco Peravia, un banco en la República Dominicana para lavar sobornos pagados a funcionarios venezolanos y ganancias del esquema. Se le ha visto en Caracas, Venezuela”.

El cartel que cuelga en el portal del Departamento de Seguridad nacional de EEUU, ofrece los datos de Raúl Gorrín, en búsqueda y captura. Imagen: ICE.

El cabildeo con los altos estratos del poder es una práctica común, pero con resultados que no siempre son los deseados. Se han conocido otros casos tan sonoros como el de este operador venezolano que han echado mano de los servicios de estas agencias especializadas en cabildeo en Washington para tratar de obtener ventajas. Cabe preguntarse: ¿correrán la misma suerte que Gorrín?

The Digger
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