El Chapo al estrado: Venezuela se erige como protagonista en el mayor juicio por narcotráfico en la historia de EEUU

La captura en enero de 2016 de Joaquín Guzmán Loera y una gran cantidad de información incautada en la guarida donde se ocultó luego de escapar de la cárcel del Altiplano en julio de 2015, tendrá consecuencias. Estas podrían develar más nexos entre importantes figuras de poder venezolano y el líder del Cartel de Sinaloa

Por: Fiorella Perfetto

La tarde del 8 de enero de 2016, el presidente de México Enrique Peña Nieto anunció a través de las redes sociales la captura del cabecilla del Cartel de Sinaloa y enemigo número uno de la lucha contra el narcotráfico Joaquín “El Chapo” Guzmán, tras seis meses de haberse fugado de la cárcel del Altiplano.

Su extradición a Estados Unidos, aunque con trabas, fue un hecho. Así, El Chapo pasó a engrosar la ya larga lista de narcotraficantes que visten el traje naranja en las facilidades carcelarias de este país y su juicio ya está en curso.

Sin embargo, no parece factible que su captura signifique la disminución del flujo de droga desde México y Sudamérica hacia el resto del continente, África y Europa, como sí el hecho de que permitirá a las autoridades contar con información de gran valor para desarticular una inmensa red que ha permeado incluso los más encumbrados espacios de poder.

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El twitter del presidente mexicano tras la captura del Chapo Guzmán. Imagen: Twitter

El Chapo, hasta en la arepa

La figura de El Chapo no es ajena a Venezuela, como tampoco lo es el vínculo de organizaciones terroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) a figuras de poder. Al menos así lo considera el Departamento de Estado de Estados Unidos y el ente encargado de la lucha contra el narcotráfico en este país, la DEA, que aseguró además la presencia en territorio venezolano del capo mexicano en septiembre de 2015.

Según el departamento federal, la organización criminal que este dirige usa el territorio venezolano para transportar ingentes cantidades de narcóticos provenientes de Colombia, lo cual no sería novedoso, como sí el aumento dramático del narcotráfico en el país con la venia de funcionarios gubernamentales y militares venezolanos que formarían parte de este negocio criminal.

Una nota publicada en el diario venezolano El Universal, en junio de 2013 y que fue eliminada de sus archivos cuenta los pormenores que se ventilaron  en el caso del avión DC-9, siglas N900SA, detenido en el 10 de abril de 2006 en el aeropuerto mexicano de Ciudad del Carmen con una maleta llena de droga en cada uno de los 128 puestos de la aeronave.

El entonces reportero de El Universal solicitó el expediente al juzgado que llevó la causa en México y reveló detalles que evidencian estrechas conexiones entre el Cartel de Sinaloa – a quien pertenecerían las 5,6 toneladas de cocaína que llevaba el avión – con Venezuela.

“El juzgado quinto en materia de procesos penales federales del estado de México, en la decisión dictada el 23 de junio de 2009, revela que varios de los aviones que durante el juicio fueron mencionados como parte de la flota del Cartel de Sinaloa coinciden con las mismas siglas y características de una serie de aeronaves que entre 2005 y 2006 iban y venían sin problema por el aeropuerto más importante del país ”, refiriéndose al Aeropuerto Internacional de Maiquetía.

La cita del reportaje original también refiere otra aeronave, un Falcon 20, siglas XB-IYK, que esperaba en el aeródromo mexicano para realizar el trasiego de las maletas. El dato es que esta aeronave “se le había visto por Maiquetía en otras oportunidades”, estacionada en la rampa 7 del aeropuerto auxiliar venezolano.

“De acuerdo con ese documento, varios de los aviones que durante el juicio fueron mencionados como parte de la flota del Cártel de Sinaloa coinciden con las mismas siglas y características de una serie de aeronaves que entre 2005 y 2006 iban y venían sin problema por el aeropuerto más importante del país”.

El régimen chavista salió al paso y negó cualquier vínculo con la droga. Sin embargo, la aeronave el Falcon 20 dejó sus trazos no en pocas ocasiones en el aeropuerto más importante del país, al igual que el piloto de esta aeronave cuyo nombre aparece en los permisos de aterrizaje y despegue internacional que guarda el Instituto Aeropuerto Internacional de Maiquetía.

“Según unos formularios que archivaron con fecha de 2 de noviembre de 2005 y 10 de febrero de 2006, el Falcon 20 que continuaría el periplo de las maletas desde México también había entrado y salido de Maiquetía a nombre de un mexicano de nombre Raúl Jiménez Alfaro, que resultó ser Fernando Blengio, mejor conocido como uno de los pilotos de Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado de México”.

Pero no sólo Maiquetía. El colombiano Daniel “El Loco” Barrera, capo de la droga detenido en Táchira en 2011, contaba con dos pistas clandestinas en Venezuela para transportar droga a sus socios del Cartel de Sinaloa, según reportes de las autoridades de inteligencia colombiana.

Por otro lado, “cuentasclarasdigital” recuerda la detención en territorio venezolano de Jorge Cifuentes, líder de la organización Cifuentes Villa, considerada el principal nexo del Cartel de Sinaloa con Colombia, así como también las conexiones que tendría esta organización en Maracaibo.

Sobre las operaciones de narcotráfico en Venezuela, no fue poco lo relatado por  Sergio Barragán alias “El Grande”, un ex policía federal mexicano y capo narcotraficante vinculado al  Cártel de los Beltrán Leyva que fue detenido en 2010.

Barragán  testificó ante la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de México que “de  2006 a 2009 el Cártel de los Beltrán Leyva utilizó el Aeropuerto Internacional de Toluca como base de operaciones para el aterrizaje de aviones provenientes de Colombia y Venezuela cargados con toneladas de cocaína”.

Estas revelaciones las hizo el narcotraficante en mayo de 2012 en el marco de las averiguaciones de las autoridades mexicanas por la presunta participación de militares de ese país en operaciones de narcotráfico y poco antes de ser extraditado a Estados Unidos.

“Explicó que en 2007, los Beltrán Leyva, entonces vinculados a lo que se conoce como La Federación al mando de Joaquín “El Chapo” Guzmán, tenían conexiones en Maracaibo, desde donde salían los cargamentos”. Agregó además que “en la terminal de Toluca bajaban aviones Grumman provenientes de Maracaibo, Venezuela, cargados con 3,3 o 3,4 toneladas de cocaína, por los que debían pagar sobornos de 900 mil dólares”.

Pero quizá la revelación más importante que hiciera alias “El Grande” sobre Venezuela fue que “los aviones salían de Maracaibo con conocimiento de diversos generales del Ejército de Venezuela y también del Turco”, en referencia a Walid Makled, como se recuerda capturado en territorio colombiano y extraditado a Venezuela en 2010. Recoge además esta nota la detención en Barinas de uno de los hermanos Henao, Diego Pérez, conocido como “Diego Rastrojo”, hecho ocurrido en 2012.

Según información policial, esta banda trató posicionarse luego de la desmovilización de las Autodefensas Unidad de Colombia (AUC) ocurrida entre 2003 y 2006 y se les vincula directamente con actividades de narcotráfico con las Farc y el Cártel de Sinaloa.

Makled, el pecado original

Que un narcotraficante cite a “El Turco”, no parece ser una novedad. Walid Makled, empresario de origen sirio que se convirtió en tan sólo ocho años de relaciones con el gobierno venezolano en uno de los magnates más poderosos de la región central del país, enfrenta cargos por narcotráfico en Estados Unidos y ha sido señalado como el autor intelectual del asesinato del periodista Orel Elgardo Sambrano, en enero de 2009, hecho oficialmente cerrado un mes después, cuando fue detenido Rafael Segundo Pérez, ex funcionario de la Policía de Carabobo.

Así lo certificó en aquel entonces Robinson Castillo, jefe de la delegación de Carabobo del Cicpc, al anunciar que el caso había sido esclarecido, siendo el responsable intelectual de su muerte Walid Makled y como autores materiales se citó a la banda Los Piloneros, formada por sicarios colombianos ex lugartenientes de Wilber Varela, alias “Jabón” y funcionarios de seguridad de la entidad carabobeña.

El asesinato de Sambrano por formular denuncias sobre narcotráfico y malversación de fondos vino hermanado con el de Francisco Larrazábal, médico veterinario y vecino de una finca propiedad de la familia Makled, asesinado ese mismo mes de enero de 2009, luego que este denunciara hechos irregulares que comprometían a Makled.

Finalmente, Makled fue detenido en agosto de 2010 en Cúcuta, Colombia. Luego de ser trasladado a la cárcel de La Picota en Bogotá, ofreció algunas entrevistas en las que expuso públicamente el nombre de militares venezolanos de alto rango, gobernadores, y hasta la figura del aquel entonces presidente Hugo Chávez, como cómplices de sus fechorías.

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El narcotraficante Walid Makled, detenido en Cúcuta y deportado a Venezuela. Imagen: diario La Verdad

El nombre de Walid Makled se vinculó directamente con aquella incautación de las 5,6 toneladas de cocaína retenidas en México y provenientes, según las autoridades mexicanas, de Venezuela. Y makled respondió sin cortapisas: “ese avión no pude cargarlo yo sólo; si yo voy a pagar por ese avión tienen que pagar los responsables de ese aeropuerto, que es el general Rangel Silva, que es el comandante general de Guardia Motta Domínguez, igualmente Hugo Carvajal, que son los responsables del aeropuerto”, declaraciones ofrecidas en 2011 y transmitidas por el canal estadounidense Univisión.

Sus afirmaciones van de la mano con los testimonios de otros narcotraficantes que conocerían las redes criminales que operan en el país. El testimonio sugiere una triangulación entre las Farc, los carteles mexicanos de la droga  – en especial el de Sinaloa –  y Venezuela.

Makled expuso con lujos de detalle como desde el estado Apure “salen entre 5 y 6 aviones cargados de droga” que es procesada en laboratorios de la zona al igual que en Maracaibo, donde también existen estos centros de operación del narcotráfico, tal y como señalaría alias “El Grande” hombre de confianza del Cartel de Sinaloa, tras su detención en México.

Además, llegó a afirmar que para poder contar con los favores en sus “negocios” se vinculó con allegados al director de Inteligencia Militar en aquel entonces, Hugo Carvajal. Yo daba una cuota semanal de 200 millones de bolívares, 100 de ellos eran para Carvajal”.

La agencia EFE publicó en enero de 2016 una declaración escrita en la cual Carvajal rechazó cualquier vínculo con la figura de El Chapo Guzmán. Afirmó que “la manipulación de información sucia, característica de la DEA y sus informantes no aguanta un análisis elemental”.

El ex jefe de los servicios de inteligencia venezolanos se refirió específicamente a la información que publicó el diario español ABC en la cual se asegura que Carvajal fue el facilitador de una supuesta reunión que se concretó en la isla de Margarita entre el hijo de Guzmán con el actor y director de cine Sean Penn, luego que el capo escapara de la cárcel mexicana del Altiplano.

El Cartel del Norte del Valle y el supuesto vínculo parlamentario

El Cartel del Norte del Valle es otro de los reseñados por el departamento antidrogas de Estados Unidos, DEA, como responsable de haber introducido en ese país unas 500 toneladas de narcóticos entre 1990 y 2004 valoradas en más de 10.000 millones de dólares.

Las conexiones entre este clan y figuras del alto mando militar venezolano han sido notorias en los juzgados americanos. Al menos así se lee en la acusación que pesa sobre el mayor general venezolano Hugo “El Pollo” Carvajal hoy diputado por el estado Monagas a la Asamblea Nacional y en paradero desconocido.

Este caso se ventila en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, la misma donde cursó la causa contra los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Campo Flores, sentenciados a 18 años de cárcel por narcotráfico en una facilidad penitenciaria en el estado de Florida.

Reza en el expediente criminal que “el jefe del cartel del Norte del Valle, Wilber Varela, al menos desde 2004 y hasta su muerte en 2008, pagó a Hugo Carvajal Barrios y otros militares venezolanos de alto rango para que le asistieran en el tráfico de drogas”.

Extracto del expediente de la acusación contra Hugo Carvajal por narcotráfico. Imagen: Pacer

Luego que el castrense y hoy parlamentario fuese detenido en julio de 2015 en Aruba por autoridades de la DEA y posteriormente liberado por exigencia del gobierno holandés, se han conocido nuevos detalles de los cargos que sobre el funcionario venezolano pesan que le relacionarían con otro documento que cursa en la corte del Distrito Sur de Nueva York en la que se le acusa por conspirar para introducir desde México 5,6 toneladas de cocaína en 2006.

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Hugo Carvajal, ex director de Inteligencia Militar, en manos de la DEA en julio de 2015

Inevitable recordar nuevamente que ese año, funcionarios antidrogas mexicanos incautaron en el aeropuerto de Ciudad del Carmen nada más y nada menos que un avión DC–9 que portaba exactamente esa cantidad de cocaína. Este hecho fue vinculado a Walid Makled, de quien como ya se dijo, se presume su conexión con miembros del Cártel de Sinaloa.

No sólo El Chapo, también las Farc

En los últimos tiempos, las organizaciones criminales responsables del narcotráfico han diversificado sus vínculos y la forma de lograr colocarla en Estados Unidos, el mayor consumidor de sustancias ilícitas. El Cartel de Sinaloa, cuyos líderes Ismael Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán llevaban más de 30 años introduciendo drogas provenientes de Colombia a Estados Unidos y otras latitudes, cada día dependen menos de este proveedor.

La DEA, en su reporte de 2015 refiere a este cartel como el responsable de la producción de heroína en territorio mexicano y cada vez dependen menos de Colombia, con lo cual “se han convertido en el cartel más poderoso del mundo y el mayor traficante de drogas”.

Algo similar estaría ocurriendo con las Farc. Entraron en el negocio de las drogas y vincularon su estructura con los carteles mexicanos, traficando directamente con los principales capos. En agosto de 2013, el comandante de la brigada contra el narcotráfico en Colombia general Jorge Mora afirmó que “el sobrino del ‘Chapo’ Guzmán había ido allá a verificar la pureza del clorhidrato porque les estaba llegando de mala calidad la droga de las Farc”, según reseñó en su momento el portal de Noticias RCN.

Apuntó además que “las Farc ya tienen contactos con varios cárteles internacionales y ahora hacen el negocio de forma directa, es decir, las Farc han desplazado el último ciclo del narcotráfico” refiriéndose a que estos han asumido el transporte y el tráfico de la droga para extraerlo del país.

El 4 de noviembre de 2015 el director de la Policía Nacional de Panamá, Omar Pinzón, anunció el desmantelamiento de una red de narcotráfico que triangulaba operaciones entre Colombia, México y Panamá. Ciudadanos mexicanos fueron apresados al demostrarse que se trataba de los enlaces entre El Chapo Guzmán y los representantes del frente 30 de las Farc.

Más de 50 detenidos fue el resultado de esta operación que según funcionarios de la organización antidrogas estadounidense arrojó importantes datos sobre las conexiones entre el Cartel de Sinaloa, las Farc y los intermediarios en esta relación.

El régimen chavista ha hecho ingentes esfuerzos por proteger a la organización terrorista colombiana, incluso con gigantescas campañas comunicacionales dirigidas por el fallecido presidente Hugo Chávez, para evitar se les califique como tal.

“Las Farc y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos […] que ocupan espacio en Colombia, por lo que mi gobierno reconoce a esos grupos como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”, llegó a afirmar el fallecido ex presidente Hugo Chávez, cita recogida por El Nacional. En este contexto recuerda la figura de Ramón Rodríguez Chacín como el cordón umbilical entre la guerrilla y el gobierno venezolano.

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Iván Márquez, miembro de las Farc, durante un encuentro con el fallecido presidente Hugo Chávez. Imagen: AFP

Ninguno de estos hechos ha pasado desapercibido en Estados Unidos. Ya en 2008, el Departamento del Tesoro de ese país emitió un comunicado donde afirma que “dos altos oficiales del gobierno venezolano, Hugo Carvajal Barrios, Henry de Jesús Rangel Silva y un oficial de nombre Ramón Emilio Rodríguez Chacín asisten materialmente en sus actividades de tráfico de drogas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)”.

En ese comunicado se ordenó el congelamiento de todos los bienes de estos individuos, además de explicar con detalle el aporte de cada uno de estos funcionarios chavistas a las operaciones de tráfico de drogas y otros actos ilícitos en apoyo a las Farc.

La “lucha” sigue, diría El Chapo…

Cada vez con mayor frecuencia los venezolanos son sorprendidos por noticias que involucran al país en las redes del narcotráfico. Aviones con toneladas de droga que presuntamente fueron embarcadas en el principal aeropuerto del país, militares de alto rango acusados de tener vínculos con los grandes carteles de la droga, dos familiares de la pareja presidencial detenidos en Nueva York por conspiración para introducir cocaína en Estados Unidos o un matrimonio “perteneciente a una organización criminal venezolana” detenidos en Europa con un gran cargamento de cocaína negra, son hechos que parecen confluir todos en la misma línea que une a las más importantes organizaciones criminales de México y Colombia.

El Chapo no pudo evitar su extradición a Estados Unidos hace un par de años, a pesar de los esfuerzos de sus defensores. Es así como el 19 de enero de 2017 y para la sorpresa del mundo, Guzmán tocó suelo estadounidense. México accedió a la entrega del criminal con la condición de no ser sentenciado a la pena capital, en acato al tratado sobre extradiciones entre estos dos países.

Su “hoja de servicio” a la delincuencia organizada es digna de una reseña, hasta de decenas de largometrajes: tan sólo entre 1990 y 2005 al menos 264 mil libras (unos 117 mil kilos) de cocaína llegaron con éxito a este país como resultado de la operación criminal del “Chapo” Guzmán.

Ese día, el avión aterrizó en Nueva York en horas de la noche en el modesto aeropuerto auxiliar McCarthy. Tras 30 minutos, Guzmán fue trasladado en una caravana escoltada incluso por aeronaves artilladas. Fue trasladado hasta las facilidades de la prisión Metropolitana de Nueva York, cárcel de máxima seguridad que sirvió como domicilio de los sobrinos de la pareja presidencial venezolana Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, hasta que fueron condenados en diciembre de 2017.

Más que la expiación de sus culpas, la atención del mundo sobre El Chapo se centró en la posibilidad de que el capo mexicano negociara ciertas concesiones a cambio de entregar nombres, contactos o rutas que facilite a las autoridades federales desenmarañar la madeja de las redes de narcotráfico en el mundo. Y Venezuela – su territorio, funcionarios y militares – confirman una arista fundamental de ese andamiaje.

Hoy, todo está por decidirse. Los miembros del jurado que participarán en el mayor caso de narcotráfico en la historia de Estados Unidos, fueron elegidos el pasado lunes. Un complejo caso que hunde en acusaciones al capo mexicano por crímenes cometidos en seis estados de la nación estadounidense: California, Florida, Texas, Arizona, Illinois y Nueva York, esta última con la jurisdicción final para el juicio.

“Yo trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo una flotilla de submarinos, aviones, camiones y barcos “, llegó a declarar a la revista Rolling Stone desde la clandestinidad antes de ser nuevamente capturado. Su palabra irá por delante cuando el jurado decida cómo pasará en final de sus días.

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El Chapo durante su juicio. Imagen: El Universal de México.

 

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