Pilatus Bank: como Poncio, lavó dinero de Pdvsa y empresas fantasmas en Malta

Fue a finales de marzo de 2018 cuando se conoció que la fiscalía del Distrito Sur de Nueva York detuvo al iraní Seyed Ali Sadr Hasheminejad, acusado de haber participado en un esquema para facilitar a la nación árabe evadir las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. Se conoció que Hasheminejad, propietario de Pilatus Bank, una entidad bancaria con jurisdicción en Malta, no lavó sus manos como Poncio tras condenar a Jesús según la famosa escena bíblica, sino millones de dólares provenientes de Venezuela por medio del sistema financiero maltés, y también dinero sucio proveniente de empresas constituidas en este paraíso fiscal. Se trata de una práctica que se ha hecho habitual en ese país ubicado en el sur del viejo continente y que encendió las alarmas en el Parlamento Europeo y las agencias internacionales contra el crimen organizado.

Por: Fiorella Perfetto

Una vez que se produjo la detención de Seyed Ali Sadr Hasheminejad, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que “esta persona creó durante años una red de compañías fachadas y cuentas bancarias para enmascarar transacciones comerciales iraníes en Venezuela y así evadir las sanciones de Estados Unidos”. El número de empresas que pertenecerían a esta red y las cuentas bancarias que forman parte de la estructura criminal es “abrumador”, comentó una fuente familiarizada con el caso, integrante del equipo europeo que investiga los movimientos financieros, propietarios y las nacionalidades de las empresas constituidas en este paraíso fiscal.

“Son cientos de empresas en las cuales hemos detectado actividades sospechosas de lavado de dinero, fraude bancario, estafas e incluso algunas de ellas conectadas con redes internacionales de narcotráfico; es una compleja red que realiza actividades criminales de muchos tipos. Nos interesa conocer los verdaderos responsables detrás de estas sociedades”, explicó.

El caso de Hasheminejad no es nuevo para la fiscalía del Distrito Sur del estado de Nueva York. Aun cuando al banquero se le hizo seguimiento desde 2013, la investigación del gobierno de Estados Unidos arrancó en 2006. En el caso de Venezuela, “la lavadora” se encendió tras la firma de un memorándum de entendimiento entre los gobiernos de Irán y Venezuela en 2005, para llevar a cabo un proyecto de construcción de miles de unidades de vivienda. El dinero proveniente de Irán habría circulado por las arcas de la estatal petrolera venezolana, Pdvsa.

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La acusación refiere que el proyecto de viviendas en Venezuela fue liderado por Stratus Group, un conglomerado iraní controlado por Hasheminejad y su familia, con operaciones comerciales internacionales en las industrias de la construcción, la banca y el petróleo. En diciembre de 2006, Stratus Group incorporó una compañía en Teherán, que entonces se conocía como la Corporación de Vivienda Internacional Iraní. Este consorcio fue el responsable de la realización del proyecto. Pero el caso Venezuela, es sólo un grano de arena en la extensa costa de corrupción y lavado de dinero que según las últimas revelaciones, compone el sistema financiero de la nación insular.

Gobierno: arte y parte. Amenazas y asesinatos para ocultar el rastro

El pasado 14 de febrero de 2018, el comité de investigación de ilícitos financieros, lavado de dinero y evasión de impuestos del Parlamento Europeo conocido como “Pana” por sus siglas, remitió una comunicación a la Autoridad Bancaria Europea para alertar sobre las actividades del Pilatus Bank desde su sede en Londres. Esta entidad financiera también habría facilitado opacas operaciones a empresas constituidas en este paraíso fiscal.

La denuncia tiene como base “un importante y creciente corpus de pruebas filtradas que señalan a las autoridades maltesas y a Pilatus Bank como epicentro de los flujos financieros ilícitos en Malta”. La venta de activos del Estado maltés y las entradas inexplicables de jurisdicciones de alto riesgo como figuras políticamente expuestas de Azerbaiyán o Angola, se suman a la ya compleja trama de corrupción y actividades criminales.

“Como Pilatus Bank es un banco de la eurozona totalmente autorizado, que opera con una sucursal en Londres además de su sede en Malta, cualquier producto de actividades delictivas de blanqueo de capitales a través de él, contaminaría los mercados inmobiliarios y puede tener un efecto potencialmente perjudicial en las instituciones reguladoras y políticas tanto a nivel nacional como europeo”, cita el texto, que no repara en advertir sobre la “creciente impunidad” y renuencia de las autoridades maltesas a actuar dados los “estrechos vínculos personales y financieros entre Pilatus Bank, la autoridad nacional de supervisión y la rama ejecutiva del Gobierno, que han trabajado para suprimir los controles sobre las operaciones del banco”.

La exposición pública de tan graves delitos le costó la vida a la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia, luego de que el pasado 16 de octubre de 2017, fuese víctima de un atentado al explotar su automóvil cuando se dirigía a su trabajo. Caruana Galizia no reparó en señalar los fuertes nexos entre el primer ministro maltés y esta estructura criminal que involucra el Pilatus Bank y un gigantesco conglomerado de empresas regadas por todo el mundo.

“Pilatus Bank ha sido libre de perseguir a los periodistas de investigación y denunciantes con toda la fuerza de la ley. Todos los medios de comunicación independientes en Malta, incluida la periodista asesinada Daphne Caruana Galizia, que fue una de sus críticas públicas más estridentes, recibieron amenazas, vejámenes y demandas potencialmente paralizantes en los Estados Unidos y el Reino Unido por parte de los abogados del banco”, denunciaron los parlamentarios europeos.

Europa no se deja, aunque Pilatus quiera

Tal es la magnitud de la red, que las principales agencias internacionales contra el crimen organizado han juntado esfuerzos para ir hasta el fondo de la madeja. El 2 de abril del año pasado se conoció que la Agencia Nacional del Crimen (NCA) del Reino Unido desplegó un operativo para investigar los hechos basados en el material proporcionado por el eurodiputado maltés David Casa sobre lo que denominó como la “evidencia de lavado sistémico de dinero” que tendría como origen el Pilatus Bank, con sede en Malta.

Son tan graves las denuncias y las pruebas que Donald Toon, director de la NCA dijo que la agencia consideró que estos hechos criminales de soborno y corrupción podrían tener un impacto en la integridad del Reino Unido como sector financiero incluso de toda Europa, según el diario Times of Malta.

El eurodiputado Casa, que ha sido clave en la investigación, afirmó además que existen fuertes vínculos entre Hasheminejad y Mehdi Shamszadeh, el magnate petrolero iraní que fue condenado a muerte por cargos de malversación de miles de millones de dólares en ingresos públicos. Su fortuna mal habida ascendería a más de 14.000 millones de dólares y habría sido amasada durante el gobierno del ex presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad, socio y amigo del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.

El vínculo entre ambos es evidente: la compañía matriz de Pilatus es una sociedad británica llamada Pilatus Capital constituida por Shamszadeh en 2008.

Compañías fachadas hasta para regalar soportan la economía de Malta

Los señalamientos sobre el comportamiento laxo de las autoridades maltesas en materia de control de blanqueo de capitales y otras actividades criminales no son nuevas, pero sí han ido in crescendo desde el asesinato de la periodista Daphne Caruana. Las autoridades del estado más pequeño de la Unión Europea han dejado pasar cientos de acusaciones por lavado de capitales y fraude financiero contra empresas constituidas en este país. Esto contrasta con las decenas de acciones judiciales que cursan en las cortes federales de Estados Unidos, Gran Bretaña y Holanda, entre otros.

Recuerda la agencia Reuters, que es justamente este país con sus poco más de 450.000 habitantes, el líder europeo en juegos en línea, mientras que en 2016, los activos de bancos e instituciones financieras en Malta fueron más de 20 veces su producto interno bruto del país, aproximadamente cinco veces la cifra equivalente para Alemania y casi cuatro veces la media de la zona del euro, según las cifras del Banco Central Europeo.

Estas cifras contrastan con el número de sanciones o condenas por delitos financieros impuestas por las autoridades maltesas: en 2017 el tribunal de Malta sólo dictó cuatro condenas por lavado de dinero y no descubrió delito alguno en el sector financiero.

En 316 kilómetros cuadrados se mueven millonarios capitales cuyo origen no parece importar. Una recopilación hecha por The Digger contabilizó 68.063 compañías constituidas en este país, cuyas leyes para registrar una empresa se rigen por aquellas basadas en la Ley de Sociedades del Reino Unido, llamadas “The Company Act of 1995”. La cifra no parece ser muy alta si se compara con las más de 750.000 empresas constituidas por ejemplo, en las Islas Vírgenes Británicas, pero movilizan millonarios recursos por todo el orbe, muchos de ellos de naturaleza criminal.

La nación cuyo territorio fue antes un bastión naval británico, permite que una empresa sea constituida con solo un accionista (en Islas Vírgenes Británicas se requiere también un accionista que sea residente de ese territorio insular, al igual que en la mayoría de los paraísos fiscales). Estas corporaciones no pagan impuestos sobre sus ingresos mundiales, solo sobre los ingresos generados cuando realizan negocios dentro de las fronteras de Malta. Sin embargo, los ciudadanos estadounidenses y los residentes de países que gravan el ingreso mundial deben informar estos a sus autoridades tributarias.

A pesar que la apertura de una sociedad en un paraíso fiscal no constituye un delito, sí existe una propensión al uso de estas para la evasión de impuestos y la constitución de estructuras de empresas de caracol (aquellas en las cuales una empresa es propiedad de otra y así ocultar al verdadero propietario del dinero) para blanquear grandes capitales provenientes de la corrupción, narcotráfico, fraudes financieros y otras actividades criminales.

Y los bancos en la isla, también se lavan las manos

Una vez se constituye una empresa, el siguiente paso es la apertura de una cuenta bancaria, servicio que también se ofrece en portales digitales. The Digger conoció que en la actualidad, operan en Malta un total 26 entidades bancarias, pero siete de ellas cerraron recientemente. En 2018 por ejemplo, se conoció que la sucursal del banco suizo HSBC estaría en la misma ruta de cierre de sus operaciones en la nación mediterránea.

“El nuevo director ejecutivo de HSBC, John Flint, está revisando hasta una cuarta parte de los 67 países en los que opera el banco y está considerando una salida o venta de operaciones de consumidores más pequeñas, como Malta, Bermuda y Uruguay”, informó Bloomberg. En todo caso, es la misma razón que adujo el Deutsche Bank meses atrás para cerrar la sucursal maltesa.

Sin embargo, expertos en materia financiera y en políticas contra blanqueo de capitales consultados aseguran que la medida busca evitar que HSBC sea salpicado “por lo que está por venir”, según las próximas acciones de los gobiernos europeos, Estados Unidos y las agencias de inteligencia que investigan esta trama desde hace más de una década.

Lavar aguas de un mismo océano: el blanqueo de capitales, denominador común

Queda claro que esta complicada trama apenas comienza. La acusación que ha hecho la fiscalía de Estados Unidos por medio de la cual logró la captura de Hasheminejad, imputado por seis cargos entre los que se cuenta blanqueo de capitales y fraude bancario podría extenderse a otros individuos, comenzando por su padre, quien es uno de los hombres más ricos de Irán. Su red de negocios se compone de decenas de empresas, como la Corporación de Vivienda Internacional Iraní (Iranian International Housing Corporation), que estuvo involucrada en los convenios de construcción de viviendas en Venezuela.

En 2007, esta empresa de construcción firmó un contrato de 476 millones de dólares con Pdvsa. Dado que el trato fue en dólares, las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán en 2010 impidieron que los bancos estadounidenses liquidaran los pagos futuros a esta corporación.

No existe mención alguna de Pilatus Bank en la demanda que pesa sobre Seyed Ali Sadr Hasheminejad, ya que esta entidad financiera fue constituida en enero de 2014 y los hechos por los cuales se le señala habrían ocurrido entre 2006 y 2014. Sin embargo, el expediente hace referencia a que Hasheminejad seguía involucrado en la conspiración para evitar las sanciones a Irán, aún después de esa fecha.

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Otro dato revelador es que tanto Hasheminejad como otros ciudadanos de origen iraní han tomado ventaja de lagunas legales para evadir las sanciones. Es así como la firma de planificación de ciudadanía Henley & Partners, permitió a estos iraníes ocultar su verdadera nacionalidad a las autoridades estadounidenses por medio de la compra de ciudadanías en el Caribe, en este caso en particular en las islas de San Cristóbal y Nevis. Con estos pasaportes y estableciendo como su residencia Dubai, Hasheminejad abrió empresas en Turquía y Suiza para recibir dinero lavado en Venezuela que fue transferido a través del banco estadounidense JP Morgan.

Tres años antes de ser asesinada, a principios de 2014, la periodista Daphne Caruana Galizia publicó un reportaje en el cual explicó cómo los iraníes estaban comprando pasaportes de San Cristóbal y Nevis para eludir las sanciones de Estados Unidos, información de la cual se hizo eco la Red de Delitos Financieros del Tesoro de los Estados Unidos (FinCEN) que advirtió sobre este particular.

Las actividades presuntamente criminales realizadas por este banquero iraní tienen dos vertientes: aquellas por las cuales le acusa la fiscalía de Estados Unidos y que apuntan a la constitución de una red de empresas para limpiar el dinero iraní, trama en la que Venezuela fue epicentro de estas actividades. Otro hilo de la investigación está hoy en manos de las autoridades europeas y corresponden a las operaciones que desde el Pilatus Bank se llevaron a cabo y que constituirían un inmenso expediente de crímenes financieros. Sin embargo todas conducen al blanqueo de capitales como objetivo final. Sobre esta última vertiente, hay datos reveladores en cuanto a la forma cómo se concibió la operación.

¿Las consecuencias? un negro porvenir

Luego que dos bancos corresponsables estadounidenses cerraron operaciones con Pilatus Bank, este comenzó a utilizar las corresponsalías bancarias de otra entidad llamada Bank of Valletta para enrutar sus transacciones, posiblemente obligado por el gobierno maltés que según las investigaciones que se han divulgado tendría fuertes vínculos con el Pilatus Bank.

Básicamente un banco corresponsal administra las transacciones en moneda extranjera de los clientes de un banco más pequeño a cambio de una tarifa. Pero, cuando el dinero se envía a un banco corresponsal, la operación estará sujeta a las leyes del país de origen de este, por lo cual las sanciones de los Estados Unidos se aplican a todos estas entidades financieras. Y aquí podría estar el origen de un posible efecto dominó de la economía maltesa.

Si Estados Unidos decide cerrar las actividades de corresponsalías de sus bancos en Malta o impone sanciones más duras, entonces será un gran problema para esas miles de empresas el hecho de no poder hacer transacciones en dólares. Las compañías podrían decidir irse de Malta ante el temor de perder sus operaciones con Estados Unidos, otras tantas y principalmente en el sector energético no podrán realizar sus gestiones financieras en la industria petrolera, mientras que los bancos no aceptarán depósitos en dólares. Es un escenario muy complicado, explica el editor y analista político, Tim Diacono. Paralelamente se investiga quiénes están detrás de la constitución de empresas en Malta y si existen vínculos de estos con el crimen organizado.

Las operaciones del Pilatus Bank han cesado. Activistas malteses que exigen el cese de la corrupción en la nación insular han colocado una lavadora al frente de la sede de la entidad cuyo nombre paradójicamente no podía ser más revelador. Mientras que desde una prisión estadounidense Seyed Ali Sadr Hasheminejad se ha declarado inocente de los cargos que se le imputan, autoridades europeas siguen el rastro de la otra parte de la historia.

Activistas colocan una lavadora frente a la sede del Pilatus Bank en Malta. Cortesía: TheShiftNews
The Digger
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