Los papeles de Gorrín: documentos confirman vínculos entre poderosas redes de corrupción internacional y el régimen chavista

Los documentos obtenidos por The Digger que recogen cientos de movimientos de las cuentas controladas por Gorrín y sus socios, desnudan nuevos datos que vinculan al hoy propietario de Globovisión con otras redes de corrupción y blanqueo de capitales en la mira de autoridades federales estadounidenses y suizas.

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Los documentos obtenidos por The Digger que recogen cientos de movimientos de las cuentas controladas por Gorrín y sus socios, desnudan nuevos datos que vinculan al hoy propietario de Globovisión con otras redes de corrupción y blanqueo de capitales en la mira de autoridades federales estadounidenses y suizas. Los individuos acusados en la trama conocida como Money Flight junto al abogado venezolano, levantaron una sofisticada estructura para extraer miles de millones de dólares de las arcas de la Nación, pero además, los documentos bancarios filtrados a este medio revelan otras conexiones con poderosos operadores financieros. Conozca aquí los nuevos datos y las conexiones con miembros de altísimo nivel del régimen chavista.

Por: Fiorella Perfetto

El esfuerzo que desde las vocerías del autodenominado “chavismo originario” se hace en función de separar aquello del régimen madurista actual, parece infructuoso cuando de corrupción se trata. La figura de Raúl Gorrín termina por imponerse a tirios y troyanos. Les une, les atrapa bajo una gigantesca red en la cual se menciona desde nombres de familiares de la primera dama de la República, hasta a Alejandro Andrade, el hombre que cuidó las espaldas – y las finanzas – del fallecido presidente Hugo Chávez.

Estas identidades saltan en decenas de operaciones financieras articuladas con precisión quirúrgica desde la cúpula del poder, esa que dictó – y dicta – medidas económicas draconianas que lanzaron al país directo a la dependencia de un mercado secundario de divisas, distorsionado por la intervención de esta red en todas las instancias financieras del país. Una forma muy ingeniosa de asegurar la clientela para tan rentable negocio.

Parte de esta red de operadores ya están tras las rejas en Estados Unidos, una vez las autoridades federales lograron trazar la ruta de los movimientos millonarios a través del sistema financiero de este país.

Otros, acusados en la llamada operación Money Flight, son buscados activamente por cuerpos de inteligencia internacionales, mientras que un exhaustivo rastreo dentro de los documentos filtrados a este medio revelan la confluencia de otro grupo de emblemáticos operadores cuyos nombres son lugar común en las tramas de corrupción y blanqueo de capitales en Venezuela, pero también plena las investigaciones que desde Suiza tienden hilos hacia la nación estadounidense, porque, como ya se dijo, Dios los creó pero Gorrín y sus socios les unen en una gigantesca conspiración comandada  desde las alturas del poder.

(Para recordar) Raúl Gorrín: el rey del arroz con pollo de Money Flight y sus alrededores

De la transcripción del acuerdo entre Matthías Krull, el germano – venezolano que se declaró culpable en agosto de 2018 por la comisión de crímenes de corrupción y blanqueo de capitales en el caso bautizado como Money Flight y la fiscalía de Estados Unidos, queda claro que el peso del conocido como “conspirador 7” (Raúl Gorrín) no es menor.

La jueza Cecilia Altonaga leyó durante la audiencia del 22 de agosto de ese año – y que fue abierta al público recientemente – los hechos que incriminan a Krull para asegurarse que el acusado estaba al tanto de las razones por las cuales se declaró culpable. Y el conspirador 7, que no es otro que Raúl Gorrín, tomó protagonismo en la lectura que narra el modus operandi de una conspiración para lavar 1200 millones de dólares “autorizado por funcionarios venezolanos”, caso descrito con detalle en una entrega anterior de este medio.

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La malversación operó a través de Pdvsa tomando ventaja de las restricciones cambiarias que beneficiaron a “Eaton Global” (empresa controlada por Gorrín). Estos esquemas disfrazaron un acuerdo de financiación basado en tres documentos: el falso contrato entre Pdvsa y otra sociedad de nombre Rantor Capital C.A., el traspaso de los derechos de dicho contrato desde Rantor Capital C.A a Eaton Global y un tercer documento, que es una carta de cesión con fecha 23 de diciembre de 2014, en el que Eaton Global informó a Pdvsa que debía honrar el préstamo de 7200 millones de bolívares en el equivalente en euros en aquel entonces por 600 millones de dólares.

“Eaton Global, que fue controlado por parte de los integrantes de la conspiración, recibieron entonces unos 511 millones de euros de Pdvsa, luego de prestarle esta cantidad de bolívares que equivaldrían a unos 35 millones de euros por no más de unos pocos meses”.

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Es la sociedad fachada usada para extraer dinero de Pdvsa, por medio de un supuesto préstamo. Exclusivo The Digger.

Los conspiradores acordaron dividir la ganancia producto de la estafa de la siguiente manera: “227 millones de euros fueron para el Boli, Francisco Convit Guruceaga y el llamado Conspirador 2. El conspirador 7 recibió otros 227 millones de euros”. A partir de ahí, los miembros de la red acordaron distribuir los ingresos entre los otros conspiradores.

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Más adelante, la jueza detalla esta repartición y lee: “el Boli (Francisco Convit) envió aproximadamente 78 millones de euros a la fuente confidencial de la Fiscalía que recibió instrucciones de entrega de los fondos para Carmelo Urdaneta Aquí, Abraham Ortega, los conspiradores 1 y 3 y el oficial venezolano 1. Mientras, el conspirador 7 (Raúl Gorrín) envió aproximadamente 159 millones de euros a tres personas conocidas como los chamos, que son hijastros del conocido en la acusación como el funcionario venezolano 2”.

La narración de los hechos por los cuales Krull pagará 10 años de cárcel con una posible reducción de la pena dependiendo de cuánto coopere durante los próximos cuatro meses, no deja dudas sobre el peso de Gorrín en esta trama y el conocimiento que las autoridades federales tienen sobre el alcance de sus muy opacas operaciones.

Altonaga refirió: “en 2016, el conspirador 7 le contactó a usted para lavar dinero producto del esquema de malversación de divisas de Pdvsa. Inicialmente, este conspirador le habló sobre una fracción de ese dinero por un valor de alrededor de 600 millones de dólares generados por el cambio de dinero a moneda extranjera, para lo cual el conspirador 7 necesitaba una solución para trasladar y depositar los fondos”, dijo.

“Usted le pidió al conspirador 7 le dijera la fuente de los fondos y este le proporcionó una copia de un apéndice del contrato de préstamo original entre Pdvsa y Rantor Capital C.A., que duplica la línea de crédito inicial 7200 a 14000 millones de bolívares. La enmienda fue fechada el 25 de mayo de 2015 e incorporada al contrato de préstamo inicial con Pdvsa”.

La jueza Altonaga prosiguió la narración. “Posteriormente el conspirador 7 le convocó a usted a su oficina en Venezuela para negociar una fracción del dinero por un valor de unos 200 millones de dólares. El conspirador 7 dijo que necesitaba una solución urgente para mover estos fondos y así cumplir con el propietario de estos”.

Fue allí donde Raúl Gorrín le presentó a Krull a Mario Enrique Bonilla Valera y a otro sujeto, “ambos representados por él (…). El conspirador 7 le preguntó a usted si sabía a quién representaba el señor Mario Bonilla, para seguidamente afirmar que este representa a los chamos, los hijastros del oficial venezolano 2. Este le explicó a usted cómo estos chamos le ayudaron a resolver sus problemas con el oficial venezolano 2, luego que la madre de estos y esposa del oficial intercediera por él”.

La jueza Altonaga refirió más detalles sobre los hechos que incriminan al germano – venezolano. Así, relató ante la audiencia como Krull fue llevado posteriormente a una habitación contigua donde esperaban “los chamos” vestidos con gorros y cadenas junto a otros dos conspiradores. “Allí el conspirador 7 le explicó a usted que tanto él (Raúl Gorrín) como Mario Bonilla serían las fachadas de las cuentas que usted crearía para los chamos”.

Raúl Gorrín le explicó en ese momento a Krull que había tenido desavenencias con José Vicente Amparan y el portugués Hugo Gois, también acusados en esta conspiración, por la gestión de ese dinero y es allí cuando Krull decidió entrar en la operación.

Krull se reunió con Mario Enrique Bonilla Valera y el conspirador 10 (testaferros de “los chamos”) en varias ocasiones, en un esfuerzo por ayudarlos a recibir los fondos de Pdvsa, como parte de un plan propuesto para usar una estructura de lavado de dinero por medio de la empresa Global Securities Advisors, sociedad del colombiano Gustavo Hernández Frieri, acusado en este caso y quien se encuentra bajo régimen de casa por cárcel en Italia.

Las reuniones se realizaron en Miami, Florida y la operación incluía depósitos que debían realizarse en la institución financiera 1. “Usted (Krull) y el conspirador 7 (Gorrín) tenían reuniones adicionales, incluyendo una en un condominio en Fisher Island (en el condado de Miami-Dade) que el conspirador 7 estaba renovando. Durante esa reunión, el conspirador 7 llamó al conspirador 11 y acordó proporcionarle los documentos necesarios para mover los fondos a los chamos”.

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Al finalizar el relato, la jueza Altonaga se dirigió a Krull y le preguntó: “usted sabía que el conspirador 7 (Raúl Gorrín) participó previamente en otro esquema de corrupción que involucra a funcionarios venezolanos de muy alto nivel y sabía además que participar en una conspiración para lavar dinero es ilegal. Para ocultar la naturaleza de esta actividad criminal con dinero proveniente de Pdvsa, los miembros de la conspiración incluyeron una serie de testaferros, banqueros, administradores de dinero, cuya función era facilitar el blanqueo. Su papel en la conspiración fue como banquero y facilitador de lavado de dinero para el conspirador 7 y otros. Señor Krull, ¿todos estos hechos son verdaderos y correctos?”, a lo que el confeso respondió: “sí, sí, lo son”.

El investigador Alek Boyd reveló poco antes de estos eventos las identidades de esta red de conspiradores. Entre ellos destacó que el socio de uno de los acusados, Francisco Convit, sería Alejandro Betancourt como el conspirador 2. Boyd también reveló que Pedro Binaggia sería la identidad de la fuente confidencial que acudió ante las autoridades federales y se puso a derecho, dando origen a este caso. También se han identificado como “los chamos” a tres hijos de la primera dama, Cilia Flores: Walter Jacob Gavidia Flores (40 años), Yosser Daniel Gavidia Flores (30 años), y Yoswal Alexander Gavidia Flores (28 años).

La conexión no es sólo suiza…

Una nueva filtración, esta vez de documentos que involucran a Compagnie Bancaire Helvétique (CBH), la entidad financiera suiza que engordó sus arcas con el dinero proveniente de venezolanos hoy millonarios tras desfalcar los fondos de la Nación venezolana viene a arrojar luz sobre otras identidades que también conectan con esta gigantesca trama.

Entonces, no es una exageración afirmar que en las cuentas bancarias de esta entidad suiza confluyen decenas de operadores, funcionarios corruptos, familiares y políticos de altísimo nivel tanto de gobierno como de oposición, que echaron mano de los servicios ofrecidos por asesores financieros como Charles De Beaumont para mantener bajo secreto millonarios fondos estafados al país.

Las cuentas bancarias identificadas en esta filtración confluyen en la filtración obtenida por The Digger en la cual Raúl Gorrín y sus socios pudieron haber desfalcado, tan sólo en este período, unas 3000 millones de libras esterlinas (alrededor de 4000 millones de dólares), registros que van desde 2010 hasta alrededor de 2013, aunque la conspiración ya tenía muchos años operando, como se explicó en el reportaje “Dios los crea y Gorrín los junta: los emblemáticos chavistas y opositores que recibieron dinero del desfalco al país”.

Entonces, queda claro que tanto la conexión suiza como la filtración de los documentos bancarios de Raúl Gorrín y sus socios obtenidas por The Digger, confluyen en el caso conocido como Money Flight en el cual este abogado venezolano participó y su preeminencia en el caso la dejó clara la jueza Altonaga durante la audiencia de Matthías Krull, quien aceptó su responsabilidad criminal en la conspiración.

“Somos la misma panda”

Esta emblemática frase española, resume la dimensión de una conspiración conformada por decenas de tramas que se entrelazan entre sí.

Y en esta madeja también figuran otros personajes. Es así como otro individuo, Danilo Alfonso Díazgranados Manglano, quien vive en República Dominicana con su familia “luego de amasar una fortuna mientras trabajaba en Caracas como bróker para funcionarios del Estado venezolano en la era chavista” también forma parte de la lista de clientes de la Compagnie Bancaire Helvétique (CBH) y sus empresas fachadas también fueron parte de las operaciones financieras de Raúl Gorrín y sus socios, según pudo confirmar The Digger.

Un par de memorandos emitidos entre 2011 y 2013 (las mismas fechas en que Gorrín y sus socios operaban con fuerza dentro del sistema financiero venezolano), en los que además refiere un pequeño resumen curricular confirman que la cuenta de una empresa offshore de nombre Craft Financial pertenece a Díazgranados. Por medio de esta sociedad se realizó una operación que extrajo una cifra estimada en 1300 millones de dólares de los fondos del Estado venezolano.

Esta operación es parte del mecanismo que The Digger reveló en la publicación del 8 de diciembre de 2018 y que recoge la filtración de decenas de movimientos bancarios hechos desde las cuentas de Raúl Gorrín y sus socios, en los que también figuran los registros de las compras de bonos de la nación británica o Gilts.

Por tanto, Raúl Gorrín no sólo es el epicentro del caso conocido como Money Flight, sino que también es un operador de al menos una trama anterior que hoy está bajo la lupa de las autoridades suizas y estadounidenses.

Tanto la cuenta llamada IBCDB, INC registrada en la Compagnie Bancaire Helvétique (CBH)  y controlada por Raúl Gorrín, como las cuentas manejadas por Gustavo Perdomo (Mahogany Commercial S.A y Vineyard Ventures, constituidas en el banco suizo EFG), muestran transacciones en bonos “UK Treasury 2.25 14”, que corresponden a los títulos de deuda británicos con cupones al 2.25% (el interés anual que pagó el bono). También figuran las ventas en libras esterlinas para obtener dólares estadounidenses.

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Un extracto de las operaciones con bonos de la deuda británica realizada por Gorrín y sus socios. Exclusivo The Digger.
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Un extracto de los movimientos con bonos británicos, también en las cuentas controladas por Gustavo Perdomo, socio y cuñado de Raúl Gorrín. Exclusivo The Digger.

Pero hay más en los papeles de Gorrín. En uno de estos documentos aparece una transacción a nombre de Kashy Holdings, nombre que abre otro hilo en las muy nutridas conexiones del actual propietario de Globovisión.

Bienvenido Luis Oberto, pase adelante

Queda claro en este compendio el éxito que en cientos de operaciones financieras tuvo Charles De Beaumont en su frenética colaboración con estos operadores dentro de la red de lavado de dinero proveniente de Venezuela.  Es así como Charles De Beaumont recomendó a Luis Alfonso Oberto Anselmi a la Compagnie Bancaire Helvétique (CBH), una vez este abandonó el cargo en 2013.

Así, sugirió “la discreción de la filial del CBH en Bahamas para manejar no solo su perfil de coleccionista de arte, sino para ocultar de los curiosos los ingresos provenientes de sus actividades como asesor financiero”, cita el reportaje.

La carta escrita por Charles De Beaumont alerta a la entidad bancaria y le notifica que Oberto cerrará sus cuentas en Suiza y abrirá otras en el branch de la Compagnie Bancaire Helvétique (CBH) en Bahamas, debido a “los cambios ocurridos en la leyes suizas” que provocaron un decrecimiento en la confidencialidad de una de sus representadas, de nombre Upson Columbus, Corp.

Luis Alfonso Oberto Anselmi   se dio a conocer como uno de los artífices de la arquitectura del mercado secundario de divisas en el país. Su nombre se conecta directamente a la Tesorería de la Nación, pero también a la estatal petrolera venezolana, Pdvsa, cuyos dineros sustraídos le llevan directo hasta el fraude de la Banca Privada de Andorra. Su fama como coleccionista de arte derivaría de sus padres, Ignacio Oberto Fuguett y Valentina Anselmi de Oberto. Está casado con Maria Graciela Gill, la hija de Víctor Gill, propietario de la entidad financiera Banco Fondo Común, tal y como reseña Boyd.

El investigador dice además en su blog Infodio, que fuentes consultadas “afirman que Oberto conoció a Danilo Díazgranados y Leonardo González Dellán en Nueva York. González Dellán habría proporcionado el acceso necesario y los contactos a otros ´banqueros´en Londres. En cualquier caso, Oberto Jr ideó un nuevo método para extraer más dinero de Venezuela”.

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Luis Oberto, Maria Graciela Gill, Victoria Vargas y Francisco D’Agostino. Imagen: Infodio

González Dellán forma parte de la sociedad de Alejandro Andrade, hoy preso en Estados Unidos y Gustavo Mirabal Castro, testaferro de este y quien se presume se encontraría en Dubai tras la detención de Andrade en la nación estadounidense, luego que las autoridades federales de este país descubrieron que el ex tesorero de la Nación habría ocultado información que estaba obligado a entregar en cumplimiento de su acuerdo de cooperación con la Fiscalía estadounidense.

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Pero Oberto también controla otros negocios. Y Kashy Holdings es una de estas fachadas que también forma parte de los registros bancarios de las cuentas de Gorrín y sus socios.

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Una de las operaciones realizadas por Raúl Gorrín y sus socios a favor de una cuenta propiedad de Luis Oberto. Exclusivo The Digger.

¿Cuántos más? los herederos en problemas

Además de estos nuevos datos, surgen coincidencias que comprometen la familia de las figuras más altas del poder chavista venezolano, que no en pocos casos se han ventilado en la opinión pública en el último trienio.

El 10 de noviembre de 2015, integrantes de las fuerzas antinarcóticos de Estados Unidos llevaron a cabo la operación de captura de dos narcotraficantes en Haití. Hasta allí, sólo se trataría de una tarea más de las habituales de este cuerpo policial. Sin embargo, los sospechosos resultaron ser Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Campo Flores, los sobrinos de la primera dama venezolana, Cilia Flores.

Ambos fueron acusados en la corte del Distrito Sur de Nueva York por conspirar para introducir en ese país más de 800 kilos de droga. Un par de años más tarde, Campo y Flores fueron condenados a 18 años de prisión, pena que cumplen en una facilidad carcelaria en el estado de Florida. Durante el juicio de los sobrinos Flores, saltó el nombre de Carlos Erick Malpica Flores, sobrino de Cilia Flores y mencionado por Efraín Campo y cuyo testimonio puede leerse en los archivos federales del caso.

En la acusación que pesa sobre más de una decena de individuos por corrupción y blanqueo de capitales, en el caso conocido como Money Flight, también se hizo referencia directa a quien desde las alturas del poder habría facilitado la primera etapa de la conspiración. Nuevamente, Carlos Erick Malpica Flores, el sobrino de la “primera combatiente”, es el funcionario a quien se refiere en el caso como vicepresidente de Finanzas de Pdvsa, cargo que ocupó entre 2014 y 2015 y que además estuvo al mando de la Tesorería de la Nación desde 2013.

Malpica siguió los pasos de sus predecesores, Alejandro Andrade, el hombre fuerte de las finanzas del fallecido presidente Hugo Chávez y Claudia Díaz Guillén, quien es solicitada por la justicia estadounidense y la venezolana. Esta última solicitó su extradición a España, país donde se encuentra con medida de libertad condicional tras apelar la decisión del 26 de octubre de 2018 en la cual Audiencia Nacional española había aprobado su extradición.

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Extracto del expediente de la audiencia de Matthías Krull en la que se declara culpable por haber participado en la conspiración

Como si fuera poco, otros tres familiares de la pareja presidencial venezolana serían piezas integrantes en este caso, según han revelado fuentes periodísticas.  Walter Jacob Gavidia Flores (40 años), Yosser Daniel Gavidia Flores (30 años) y Yoswal Alexander Gavidia Flores (28 años), conocidos en la trama como “los chamos”, son los hijos de la primera dama del país. Y fue Raúl Gorrín, el dueño del canal de televisón que otroa fuese emblema de la oposición venezolana, quien operó, junto a los otros co-conspiradores para blanquear millonarios capitales extraídos de la estatal petrolera venezolana, Pdvsa.



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